29/10/11

NADA QUEDA DESPUÉS DE TANTO TIEMPO — CRISTO

Autor: Cristo.
Páginas: 232
ISBN: 978-84-9991-351-3
Editorial:Editorial Círculo Rojo
Primera edición: Septiembre 2011

Comprar






RESEÑA

Al leer las primeras páginas de esta novela, os encontraréis con un comienzo in media res, en el que el protagonista y narrador está huyendo de algo o alguien. Un grave asunto, sin duda. Caerá con ese inicio una avalancha de preguntas sobre el lector que lo arrastrará a una oscura hesitación: ¿De quién o de qué huye realmente? ¿Quién es el tal Alberto por el que teme? ¿Es la policía quien le persigue por algo que ha hecho? ¿Y qué demonios ha podido hacer para que, al parecer, quieran matarlo? ¿O no quieren matarlo? ¿Por qué se esconde entonces bajo una furgoneta?
Ahí estriba el juego del autor, quien maneja los hilos para crear intriga y sorprender en el momento oportuno, desvelando pacientemente las incertidumbres, ya sea a través de la técnica narrativa del flash-back o por medio de los propios personajes a medida que avanza la acción de la novela. Cuando surge algo que puede aclarar el asunto, la narración va divagando, manteniéndose en suspense hasta que surge la respuesta. Se percibe así la información desde un ángulo específico, ocultándose la más valiosa intencionadamente. Todo ello con un lenguaje sencillo, directo, informal, del argot más pop y lleno de hilarantes cavilaciones.
Carlos Nadal es el nombre del personaje que relata en primera persona esta levantisca historia. Es un cínico, adicto a las drogas, las cuales utiliza para intentar evadirse de todo, «un yonki de nueva generación»; algo que le impide mantenerse completamente con el ojo avizor, que le hace tener la mente en cosas triviales. Como llega él mismo a afirmar: «Yo ya no retenía. Como el anuncio de Concha Velasco».
Entre engaños a unos y a otros, seréis los únicos que sabréis cuándo está mintiendo; os convertiréis en su cómplice. Sin embargo, debido a su cinismo y su condición de adicto, hará que no os podáis fiar ni de él. Uno de los personajes principales describe así su personalidad: «Eres un ser egoísta que solo aprecias los cambios de tu existencia. Nada sabes de los demás, parece que todo te la resbala». Y es que, como él comenta: «Con los años, a unos les queda el amor y a otros la resignación».
A pesar de todo, redescubrirá que él no es el único tramoyista, viéndose envuelto en un ambiente lleno de hipocresía, donde no queda ni un atisbo de verdad, donde apenas puede apreciar la compasiva sinceridad en las personas de las que se rodea…, donde la realidad es difícil de averiguar. Circunstancias que le harán estrellarse contra «un millón de preguntas que quizás era mejor que no se respondieran nunca».
Por eso, en el fondo, no se puede culpar a Carlos de ser como es, de querer huir sea como sea (inhibiéndose con las drogas o alejándose del lugar, haciendo un viaje por unos días al otro lado del Atlántico). Ahí estaréis vosotros, percibiendo cómo quiere constantemente empezar de cero; y esa fluctuación por su parte, os dará la ventajosa posibilidad de recomponer mejor que él toda la trama.
Al final, aprenderéis juntos muchas cosas… Y llegaréis a una conclusión que se resume con una simple frase: «Nada queda después de tanto tiempo».


EL AUTOR

Cristo nace un 21 de Noviembre de 2006 después de casi 33 años. A partir de ahí rompe sus cadenas que tanto tiempo le mantuvieron amarrado a una vida llena de cuestiones y una sola respuesta. Rey de su mundo imaginario. Inexperto en todo lo demás pero teniendo claro su objetivo: Aprovechar el momento. Disfrutar de las cosas que le hacen estar bien. Y escribir es una de ellas. Esta, su primera novela, nace de la improvisación más absoluta. Autor de dos discos editados: "Un mundo imaginario" y "Yo me quedé en los veinte". Autor y coautor de varios guiones para cortometrajes y un sinfín de proyectos en el aire. Si quieres seguir conociendo a este personaje, adéntrate en la lectura de este libro. No te arrepentirás.


Web del autor: Un Mundo Imaginario


Reseña realizada por Damián Montes en: Fantastic WonderLand: NADA QUEDA DESPUÉS DE TANTO TIEMPO – CRISTO

19/10/11

BARTLEBY Y COMPAÑÍA — ENRIQUE VILA-MATAS

Bartleby y compañía. Le quedó muy sutil este título a Enrique Vila-Matas. Quizás debería haberlo llamado Bartleby y los que ya no tuvieron cojones de volver a escribir; pero, claro, ese título era muy largo y menos comercial. Se podría haber quedado en el oscuro baúl del olvido sin que ninguna editorial hubiese querido arriesgarse a publicarlo. Es lo que hay. A pesar de ello, el autor consiguió romper la barrera de los convencionalismos proponiendo un tipo de literatura y unos intereses que se sitúan bastante al margen de la dinámica del mercado. Es precisamente su rareza lo que le dio el éxito, y lo que llama la atención: ¿Es una novela? ¿Un ensayo? ¿Las dos cosas a la vez? ¿Un texto solamente atribuible a un género que ni siquiera existe, que está aún por inventar? ¿Una simple agrupación de breves apuntes de algún becario que estudia Teoría de la Literatura?

Esta es una de esas obras en las que desaparece la frontera entre lo real y lo imaginario, compartiendo así el mismo espacio la realidad y la ficción, debido a esa indagación entre vida y escritura. Y es que resulta que está construida a partir de notas, de numerosos apuntes inspirados por esos autores que, por uno u otro motivo, pueden ser integrados en el grupo de los escritores que ya no tuvieron cojones de volver a escribir. El gallinero de la renuncia, una manada de desertores, de literatos a los que han conseguido callarles la boca, a los que han logrado enmudecer.

Como diría el filósofo Wittgenstein: «El lenguaje moldea nuestro pensamiento y no puede haber ningún pensamiento sin lenguaje». Intentaré explicarme sin hacerlo bien: El lenguaje —en este caso literario— crea la verdad; una verdad entendida como cuestión de perspectiva o contexto más que como algo universal. Es por eso que en esto que digo llevo toda la razón, no por ser de cartapacio, sino únicamente por decirlo.

«“De lo que no se puede hablar, hay que callar”, dijo Wittgenstein. Es evidente que es una frase que merece un lugar de honor en la historia del No, pero no sé si ese lugar no es el del ridículo. Porque, como dice Maurice Blanchot, “el demasiado célebre y machacado precepto de Wittgenstein indica efectivamente que, puesto que enunciándolo ha podido imponerse silencio a sí mismo, para callarse hay, en definitiva, que hablar. Pero ¿con palabras de qué clase?” Si Blanchot hubiera sabido español habría podido decir simplemente que para semejante viaje no hacían falta tantas alforjas.» (nota 63)

Hablar o callar puede resultar una gilipollez si tenemos en cuenta que realmente no podemos asegurarnos el acceso a la realidad, sino solamente a lo que nos parece: Ese matalotaje de perspectivas heterogéneas que de cada persona se podría sacar. Esto nos lleva a la desembocadura del lenguaje como ficción discursiva, donde se cuestionan cosas que ni siquiera son cuestionables; se podría decir que endilgando así furtivamente ideologías, para revisar los valores de la literatura en particular y la cultura en general.

Vila-Matas ficcionaliza por tanto, con este libro, la historia misma de la literatura, renovando y negando a la vez esos géneros literarios de la autobiografía y el diario íntimo, haciéndonos ver —con este, su arte— esa crisis real del concepto clásico de literatura, y concretamente en su obra Bartleby y compañía, ese tipo de escritura que tematiza la imposibilidad de la escritura o renuncia a ella, en sus últimas consecuencias; un tema básico de nuestro tiempo. Así lo podemos apreciar en frases como la de: «Pero hay otro caso más extraño, escribe Borges, otro caso más admirable: el de aquel hombre que, en posesión ilimitada de una maestría, desdeña su ejercicio y prefiere la inacción, el silencio.» de la nota 32; o la de: «A veces se abandona la escritura porque uno simplemente cae en un estado de locura del que ya no se recupera nunca.» de la nota 5.